El procesamiento de las emociones se lleva a cabo, principalmente, por el sistema límbico. Está conformado, entre otras estructuras, por:
- Hipocampo: tiene numerosos roles cruciales, entre ellos la regulación de emociones, motivación, actividad hormonal, actividad autónoma y formación de recuerdos. Es particularmente importante en el proceso del aprendizaje y en la visualización de relaciones entre lo que se ha aprendido.
- Amígdala: su principal función es el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales, fundamentales para la supervivencia del individuo. Es la encargada de recibir las señales de peligro potencial y de desarrollar una serie de reacciones que ayuden a la autoprotección.
- Hipotálamo: es el encargado de liberar todas las hormonas necesarias para sentir emociones mientras que el hipocampo controla los procesos mentales relacionados con la memoria, y con el recuerdo de situaciones que nos generan emoción de forma que podamos recordar estas situaciones.
- Fórnix: es fundamental para el funcionamiento cognitivo normal en especial por su importancia en la formación de la memoria como parte del circuito de Papez.
- Cuerpos mamilares: realiza la recepción de impulsos nerviosos procedentes de la amígdala y del hipocampo. Reenvío de estos impulsos hacia el tálamo, a través del tracto mamilo-talámico.
Esta puede ser valorada como positiva o negativa. De igual manera, pueden cambiar o configurar el estado de ánimo.
La memoria a largo plazo también tiene un papel fundamental en dicho proceso. Junto con los receptores de nuestros sentidos, se conecta y activa los recuerdos que se relacionan con esa sensación.
Como resultado, proporciona información apropiada sobre los estímulos que se presentan, por lo que ayudan a entender si lo que acontece es una amenaza para nosotros, o por el contrario, es algo que nos proporciona bienestar.
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